«Las dos partes de la novela, cuya acción se desarrolla en el año 1926, guardan una estrecha relación, pero están claramente separadas en cuanto a los hechos y al ambiente. Así como al principio el núcleo está constituido por las experiencias vividas en el mundo brillante de una estación de verano suiza, en la segunda parte—su reverso—la atención se centra en la atmósfera opresiva de la época de postguerra y de una existencia pequeño burguesa, que hace madurar el proyecto de un desfalco de grandes proporciones. Stefan Zweig demuestra de nuevo su arte para desvelar las motivaciones psicológicas de los actos y comportamientos humanos.»
Walter Hinck