Como mínimo se puede hablar de que el libro contiene veintinueve argumentos, pues éste es el número de relatos que aparecen en esta edición. Por ello, no nos detenemos en cada uno de estos cuentos cortos. Todos los personajes son los de la aldea, casi siempre niños o adultos que no han dejado de serlo. En la mayoría de los casos son pequeñas anécdotas, gestos de gentes sencillas o marginadas, pero de los que calan hondo. El hambre y la bondad, la miseria y la grandeza de espíritu, la desesperación y el sacrificio, el dolor y la alegría inocente... son rasgos constantes en la galería de personajes de Manuel Llano. El caso de los ciegos, de los ancianos, de los locos o de las gentes piadosas y el ambiente natural y mítico de las leyendas conforman el conjunto de los escritos, donde los objetos y los lugares son parte de la identidad de estos seres y de sus historias.