Al término de la Segunda Guerra Mundial (1945) las dos potencias más poderosas de la época, la URSS y los EEUU, iniciaron lo que se denominó la Guerra Fría. Una de las disputas más espectaculares fue la carrera del espacio. Tanto los comunistas como los capitalistas querían conquistar el espacio exterior, o que lo pareciese. La URSS iba por delante con sus proyectos Sputnik, pero los EEUU consiguieron ganar la partida más importante: que un hombre pisase la Luna. El 20 de julio del 1969, a les 10:56 PM, Neil Amstrong puso un pie en la Luna y ante una audiencia televisiva de 600 millones de personas, sentenció: «Este es un pequeño paso para el hombre, pero un salto gigantesco para la Humanidad». Desde entonces, son muchas las voces que han dudado de la proeza exponiendo una serie de anomalías que aparecen en las imágenes que se tomaron: extrañas sombras, reflejos, un firmamento sin estrellas, un alunizaje que no levanto polvo... Los autores de este libro han investigado el caso y han conseguido hablar con algunos testimonios (llegados desde lo más recóndito de su imaginación) que podrán ofrecer algo de luz sobre tantos enigmas... o no. Porqué por mucho que la Luna gire, siempre mantiene una cara oculta. Y, en este caso, resulta divertida, sorprendente y rigurosamente incierta.