El Libro de la Selva, excelente obra para jóvenes, es también mucho más que eso. El lector avisado encontrará en ella tantos matices como sombras dibuja la luz en el suelo de la jungla. Sin embargo, una referencia resulta inevitable: la de considerar prioritaria la intención del autor de invitarnos a reflexionar sobre la dualidad selva-aldea, es decir, naturaleza-sociedad humana, encarnada por Mowgli, el muchacho que busca angustiosamente su identidad entre estos dos mundos diferentes, pero a los que sólo una actitud de suicida ignorancia puede convertir en totalmente antagónicos.