España, como estado, es el resultado de la unión de diversos reinos principados, cuya organización respondía a una concepción fraguada en el Medievo. Los cambios en la división territorial se iniciaron en Castilla con los Reyes Católicos y continuaron con los Austrias. Los Borbones extendieron, luego, el modelo castellano a Aragón. La búsqueda de una nueva organización llevó a la división, más racional, de 1799-1805, y culminó, con aportaciones liberares y bonapartistas, en la división provincial de Javier de Burgos (1833), que, con ligeros cambios, llega hasta la división autonómica actual.