El viejo Valero era fantástico. Aunque debía de tener todos los años del mundo, cuando jugaba resultaba una persona divertidísima. Pero cuando iba en serio te enterabas de que conocia los secretos más terribles del universo. El pequeño Lluc, hijo de los propietarios de un hotelito mallorquín, estaba fascinado con él. Y se dejo embarcar en una aventura de tesoros y criptas, de ejércitos de guerreros inmortales, de una magia y una brujería que nunca existieron, pero que abrirían los ojos del muchacho a la vida de verdad, a una de las páginas más escalofriantes de la historia mundial. Tan tremenda era la peripecia, que Lluc se vió forzado a involucrar en ella a Hanna, la chica de la que estaba secretamente enamorado