" En 1909, dos años antes de escribir " " La gota de sangre " " , confesaba doña Emilia: " " Cuando leo en la prensa el relato de un crimen, experimento deseos de verlo todo, los sitios, los muebles, suponiendo que averiguaría mucho y encontraría la pista del criminal verdadero " " . Nuestra autora, que nunca concedió el subtítulo experso de " " policiacos " " a ninguno de sus muchos cuentos, no solo los escribió, sino que, como Poe en " " El misterio de Marie Roget " " , aventuró sus conjeturas en el caso de otro crimen no resuelto. En esta colección, reunida aquí por primera vez, encontrará el lector la maestría de una estupenda narradora y la aportación del matiz psicológico a la investigación del crimen. "