La atmósfera de las cumbres más altas de la Tierra comparte gélidos vientos con cálidos relatos humanos y espirituales. Allí donde las palabras parecen perderse en lo más supremo y profundo, perdura aún el conocimiento, y la sabiduría descansa en cada rincón. La filosofía tibetana ama la calma, la paz, un estado perfecto para lograr la correcta reflexión que nos permite interiorizar y nos conduce, a través de cuentos y sencillos relatos (como los incluidos en este libro), a lo más hondo de nuestro ser.