A lo largo de una semana, la mamá de Pedro le hace cada día una pregunta distinta. El lunes le dice& ¿acaso soy una papelera? Y el martes le pregunta ¿acaso soy un colgador? Al final descubriremos que la madre de Pedro necesita ocho brazos para poder atender a su hijo, ocho brazos que hacen que parezca un pulpo. El sábado Pedro decide que, quizás, será mejor ser el pulpo de la clase en lugar de el pez espada.
Un cuento para hablar con los niños de una forma divertida sobre la educación y la necesidad de que, poco a poco, se hagan responsables de sus cosas.