No espero ni solicito que crean el relato muy salvaje, y sin embargo muy hogareño, que voy a escribir. Estaría loco si lo esperase, en un caso donde hasta mis sentidos rechazan su propia evidencia. Sin embargo, loco no estoy, y con gran seguridad puedo decir que no sueño.»
Con estas palabras comienza El gato negro, la obra que da título a este volumen. En ella, como en los restantes relatos de esta selección, lo cotidiano descubre al lector una segunda y tenebrosa naturaleza: la comprensión racional se enfrenta con lo inverosímil; lo sobrenatural irrumpe, desconcertante.