La gata Marga recibe una carta de su amigo Gato Pérez: la invita a la fiesta de Sant Medir, la más dulce de todas. Sin dudarlo, la gata y el mosquito Barcino salen del campanario de la catedral de Barcelona y se dirigen al barrio de Gràcia, donde esperan recoger un montón de caramelos. Pero la fiesta se complica porque las gárgolas de la catedral, siempre tan envidiosas, han estropeado el reloj de la plaza de la Vila. La gata Marga tendrá que ingeniárselas para conseguir que funcione antes de que lleguen las colles de Sant Medir. Por suerte, contará con la ayuda del gimnasta Joaquín Blume.