Los clásicos son, para Italo Calvino (1923-1985),
aquellos libros que nunca terminan de decir lo
que tienen que decir, textos que «cuanto más
cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos,
inesperados, inéditos resultan al leerlos de
verdad». Y ése es el convencimiento que anima
a Italo Calvino a comentar los «suyos», según su
criterio de que el clásico de cada uno «es aquel
que no puede serte indiferente y que te sirve para
definirte a ti mismo en relación y quizás en
contraste con él». Así, mezclados en el tiempo y
en la historia de la literatura universal, el lector
descubre las lecturas de Italo Calvino. El resultado
de todo ello es una obra que se ha convertido, a su
vez, en un clásico.