Fuera de lugar es un libro raro en el panorama editorial actual. Pocos se atreverían no sólo a decir que el rey va desnudo, sino a llamar a ese rey por su nombre: R. Conte, E. Ayala-Dip, J.A. Juristo, J. Goytisolo, C. Fuentes, J.M. de Prada, J. M. Pozuelo Yvancos, S. de Toro, J. Saramago, J. Marías, J.A. Marina, A. Muñoz Molina, A. Grandes, E. Lindo y un largo etcétera de ilustres prendas, tanto de la crítica como de la escritura.
El autor no se anda con rodeos y no ahorra comentarios sarcásticos sobre lo que dicen y siguen diciendo escritores y críticos acerca de la lectura, de la literatura y de la escritura, de lo divino y de lo humano.
Si se acepta que somos lo que hablamos, se concluiría que estos críticos y escritores son la representación perfecta del estereotipo y de una adjetivación tan exuberante como inexacta o vacía.
Sin duda, Fuera de lugar puede servir como antídoto contra los discursos solemnes y gaseosos de la actual crítica y expresión literaria. Pues, felizmente, no estamos ante un autor que se crea en posesión de la verdad, sino ante alguien que pregunta a críticos y escritores si dicen lo que piensan y si piensan lo que dicen.