En una pequeña ciudad holandesa, durante la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja acepta esconder en su casa a Nico, un judío del que solo conocen su nombre falso. Wim y Marie, sin embargo, no son héroes audaces, sino más bien indecisos e inexpertos. Durante meses, entre esas cuatro paredes, surge un mundo nuevo en que los tres comparten la rutina del día a día, las comidas y las charlas vespertinas frente a una taza de té y una galleta, mezcladas con la ansiedad que generan el encierro y la persecución. Frente a las grandes abstracciones, los diálogos cotidianos y los objetos, como un simple jarrón chino, cobrarán una fuerza inusitada capaz de transmitir la ambivalencia de los sentimientos más íntimos de todos ellos. Irónicamente, pese a los denodados esfuerzos de los huéspedes, la muerte encontrará a Nico en la cama, y este, una vez fallecido, será incluso más peligroso que en vida.