?Era la época en que las giras teatrales no se limitaban a recorrer Francia, Suiza y Bélgica, sino también el norte de África. Yo tenía diez años. Mi madre se había marchado de viaje para interpretar una obra y mi hermano y yo vivíamos en casa de unas amigas suyas, en un pueblecito de los alrededores de París.?
Así comienza Reducción de condena, más tarde, el mismo niño, irá desmenuzando los recuerdos de aquella época hasta que un día oye desde su habitación, bien entrada la noche, voces, carcajadas y timbrazos de teléfono. A sus oídos llegan unos cuantos retazos de frases; ?la pandilla de la calle Lauriston? se repite frecuentemente en las conversaciones. A través de las persianas, ve entrar y salir misteriosos personajes. ¿Qué secreto podían esconder?
Ese aire misterioso es el que se respira en ésta, según Le Nouvel Observateur, ?una nueva maravilla de la literatura contemporánea?.