Hijo de una Atenas que poco a poco iba perdiendo el esplendor que había poseído, Jenofonte (h. 430-354 a. C.) es uno de los escritores áticos más personales de ese periodo dorado de la literatura griega y universal. Discípulo de Sócrates, militar, apasionado de la historia, la educación, la equitación y la caza, Jenofonte reflejó todos estos intereses particulares en diferentes obras que ejercieron una notable influencia posterior. Una de las experiencias más emocionantes e intensas de su vida la plasmó en la Anábasis. Como mercenario griego, Jenofonte formó parte de la «expedición de los Diez Mil», un ejército que se unió a las fuerzas del sátrapa persa Ciro el Joven para participar en el intento de derrocamiento del hermano de éste, Artajerjes II. Tras la batalla de Cunaxa, librada a orillas del Éufrates, Ciro cayó muerto. A pesar de haber salido victoriosas de la contienda, las fuerzas griegas, de las que Jenofonte fue un miembro destacado, se vieron desamparadas, en territorio hostil y a miles de kilómetros de cualquier lugar seguro. Con un estilo sencillo, directo y nada ampuloso, Jenofonte narra en la Anábasis la campaña militar que le llevó a las puertas de Babilonia y el duro viaje de regreso a casa.