En su única novela, el divino Oscar Wilde puso al día el mito de Fausto. En este caso, la víctima es Dorian Gray, un bello y joven presuntuoso a quien un amigo hace un retrato al óleo. Cuando Dorian trabe amistad con lord Henry Wotton, un cínico filósofo, éste le convencerá de que sus más valiosas posesiones son su belleza y su juventud. Y a partir de ahí, su deseo de que su retrato envejezca mientras él permanezca joven se hace realidad.
Estamos, simple y llanamente, ante uno de los libros más bellos e ingeniosos de todos los tiempos.