Una noche, en el centro de Londres, tres amigos se reúnen para cenar. Dos de ellos acaban de enviudar y el tercero no tiene vida amorosa, sino desastres amorosos uno tras otro. La charla, que les lleva a filosofar, emborracharse y, finalmente, desvariar acabará lanzando a la luz una pregunta clave: ¿Es mejor no conocer la felicidad para no tener que sufrir cuando se pierde?