El juez Caldwell, dos años antes de su jubilación: una escapada por aquí, una fiesta con amigos por allá, un caso interesante de vez en cuando… La vida sigue, en suma, su curso normal. Hasta que un día mató al repugnante chucho que, con extraño afán decorativo, esparcía continuamente la basura de los contenedores por el césped del vecino. Desde entonces, tiene la sensación de que algo intangible, siniestro, acecha tras el carácter aparentemente amable de lo cotidiano. Una novela sobre los azares y abismos de la vida, sobre el mal y el bien, sobre el envejecimiento y el recuerdo, contada con altas dosis de ironía y humor, que constituye la continuación de la visión crítica de la sociedad estadounidense que Lars Gustafsson inició con su anterior novela Windy habla, publicada en esta misma colección.