En una fusión del western con la novela bélica en su modalidad de "novela de patrulla", Emili Olcina, tomando como referencia un casi olvidado hecho de armas de una tropa hispano-india en la región de los Grandes Lagos durante la Guerra de Independencia norteamericana, construye una narración dinámica en la que, sin apartarse ni un instante de las peripecias aventureras, recurre deliberadamente al tópico enfrentamiento de "buenos" y "malos" para, mucho más allá de la contraposición maniquea entre el bien y el mal, exponer lo que denomina "el duro contraste de una complementariedad necesaria" entre lo vivo y lo muerto, lo maligno y lo benéfico: a través del odio, la venganza y el miedo, de la transgresión impía de fronteras, del choque despiadado, se restablece el sentido de finalidad de los actos humanos hasta erigirse la acción novelística en una versión humanamente plausible del mito de regeneración de un itinerario por el infierno de lo destructivo en la naturaleza salvaje y en el hombre.