Cuando José Sanchis-Banús inició esta correspondencia, Prados comenzaba a inquietarse seriamente por el destino de su palabra y encontró en él un interlocutor ideal, que sumaba al interés profesional del investigador su pasión por la poesía y que dio sentido a su creación, reconociéndoselo. La relación entre ambos escritores fue estrictamente epistolar y traza todo su recorrido en las 36 cartas de Sanchis-Banús y las 45 de Prados aquí reunidas, lo que redundó en idéntico deseo de darse a conocer: son autorretratos informales de dos personalidades aparentemente contrapuestas, pero unidas por las experiencias -las pasiones- de la poesía, España y el destierro.