Hemos querido que figure el primer lapidario en la colección Odres Nuevos para incluir en ella un nombre, el de Alfonso X, imprescindible en la consideración de nuestra cultura medieval; y también con el propósito de presentar un texto prácticamente inédito de la prosa científica castellana en este período. (...)Constituye el lapidario una verdadera mina en la que se puede hallar referencia a los más insospechados aspectos de la vida; (...) cuanto halaga o repugna a los sentidos, lo que cura y lo que mata, los trabajos, ambiciones y miserias humanas, la astrología misteriosa, la alquimia envuelta en secretos y el puro deporte de saber y enseñar surgen y se esfuman entre las páginas del lapidario con los fulgores y opacidades de sus piedras.