El loco del poder, del marroquí Salem Himmich, constituye una muestra notable de esta "contemporaneidad atemporal". Como Zaini Barakat o las obras capitales de Fuentes y Roa Bastos, no es una novela histórica al uso pese a estar centrada en torno a Al Hákim, uno de los monarcas de la dinastía fatimí que reinó en Egipto del 973 al 1171 de nuestra Era y a la que se debe la admirable erección de El Cairo Viejo. El relato de Himmich se construye en la discontinuidad, evita la progresión dramática, compone y descuartiza el personaje central.
Esta obra es una defensa de la verdad de la ficción contra las lagunas, patrañas y páginas en blanco de los manuales de historia manipulados por los amos del dogma oficial y sus programadores culturales. Los capítulos que integran la obra alternan la crónica y su parodia con relato más o menos inventados, pero que arraigan siempre, como en las novelas de El Guitani, en la tradición literaria o popular árabe.
Juan Goytisolo