Apartándose de los análisis más tradicionales sobre la relación entre cine y literatura. Prado ofrece un texto que -contagiado por la movilidad del film y la obra crítica de Walter Benjamín, Saint Pol Roux y Michel Carrouges- se constituye como estructura cinemática y caleidoscópica. Su examen de espacios, cuerpos y aparatos cinemáticos enfatiza cómo el cine altera y modifica sustancialmente el carácter de la literatura de la vanguardia y de sus prolongaciones. Este proyecto asume una voluntad de reivindicación de obras pioneras de la literatura cinemática y de sus autores como Jules Verne, Irene Hillel-Erlanger y Adolfo Bioy Casares que anticiparon, en su época, la llegada de nuevas tecnologías como la televisión y la realidad virtual. El libro presta atención especial a la narrativa de Felisberto Hernández y Horacio Quiroga. Asimismo, estudia con profundidad una de las primeras y más importantes obras cineméticas de la literatura española: Cinelandia, de Ramón Gómez de la Serna, novela que reproduce el espacio hiperreal de una fábrica de estrellas llamada Hollywood. El acercamiento crítico de Prado, a partir de la teoría posestructuralista de Gilles Deleuze y Paul Virilio, ofrece al lector una nueva y original perspectiva para entender mejor la literatura cinemática.