Tras el entierro de Isabel de Solís, la que fuera una de sus mejores amigas rememora la vida de este singular personaje y nos transporta a la Granada de las tres culturas. Siendo aún adolescente, Isabel de Solís fue secuestrada durante un ataque árabe y apartada de su padre, quien le había inculcado el placer de la lectura y la cultura en general, para pasar a vivir en el harén de Abén Barrax. Éste la cede como regalo a Abén Hasán sin haber conseguido desposarla y, al lado de este nuevo propietario, Isabel, ya como Zoraya, vivirá una intensa y apasionada historia de amor. Al mismo tiempo, esta circunstancia le ofrece una visión privilegiada de los acontecimientos políticos previos a la caída de Granada en manos de los Reyes Católicos.