¿Cuál es el secreto del padre Brown, ese curita, «esencia misma de aquellos insulsos habitantes de la zona oriental», según apreciaba en La inocencia del padre Brown el todopoderoso detective francés Valentin? La explicación de Chesterton es sencilla, pero apasionante: a través de su identificación con el criminal, a través de la comprensión de su humanidad -porque también el tiene experiencia de lo que es ser hombre-, el padre Brown llega a la misericordia y a la amistad que, como él mismo dice, «resuelve todo el problema el tiempo del pecado. Se provoca el arrepentimiento antes que el crimen». Sólo la mirada misericordiosa de un amigo cambia a la persona. Una vez más, Chesterton utiliza uno de sus más queridos géneros literarios, la novela policíaca, para desvelarnos sus ideas sobre el alma humana, la sociedad, la política, la fe y la razón y el catolicismo, sin ocultar nunca las razones que le llevaron a la conversión.