La poesía es filosofía condensada. El arte de preguntar es responsabilidad de filósofos y poetas; pero las respuestas pueden a veces ser indecorosas, inhumanas. Este libro es un alegato contra las respuestas insatisfactorias y un deseo de responder haciendo otras preguntas. A veces nos miramos al espejo y no sabemos si quien mira es otro espejo. Los espejos responden, y el poeta les arranca una pregunta triste o iracunda. Este libro, que es un diálogo de espejos, es también un intermezzo de amor. Es, finalmente, «un poemario contra el tiempo, aunque a favor de él».