Atzavara es un pueblecito de montaña cerca de la costa de Terragona. Paulatinamente abandonado por sus habitantes originales, ha sido tomando por gentes de la ciudad que, transformando las casas semiderruidas en mansiones espléndidas, pretenden convertirlo en su paraíso estival. En el verano de 1974 se reúne allí un grupo heterogéneo. Son profesionales con una posición consolidada, entre los que no faltan los matrimonios liberados y los homosexuales. Procedente de otro ámbito social, se les suma un joven que pretende servirse de ellos para mejorar su posición. Cuatro narradores, desde cuatro perspectivas distintas, rememoran tiempo después ese encuentro, que el talento de Manuel Vázquez Montalbán convierte en una acedada reflexión sobre las características y las limitaciones de un determinado grupo social, el de una burguesía acomodada y moderna que se resiste a olvidar sus sueños de juventud.