Enfocadas siempre desde el punto de vista de la mujer -el de sus expectativas personales, sus aspiraciones y exigencias particulares frente a las presiones restrictivas de la sociedad-, y situadas en microcosmos muy restringidos pertenecientes al ámbito de la pequeña burguesía provinciana, cuyas relaciones interpersonales analiza con precisión admirable y sutil ironía, las novelas de Jane Austen suelen girar en torno al paso de la juventud a la edad adulta, el consiguiente acceso a la sociedad y el natural corolario de este proceso en el medio en que estas relaciones se desarrollan -el matrimonio-, así como sus consecuencias. La urdimbre de Orgullo y prejuicio se teje alrededor de las relaciones que se establecen entre dos grupos familiares en la Inglaterra rural, por una parte el matrimonio Bennet con sus cinco hijas -entre las que destaca especialmente la segunda, Elizabeth, despierta y vivaz, una de las más inolvidables heroínas austenianas-, y por otra el rico Charles Bingley y sus dos hermanas, junto con su aún más rico amigo Fitzwilliam Darcy. Marcados en un principio por los prejuicios y los malos entendidos, los vínculos sociales y sentimentales entre los miembros de una y otra parte van madurando y matizándose a lo largo de la novela para acabar alcanzando un buen fin. Traducida por José Luis López Muñoz, «Orgullo y prejuicio» integra, junto con «Sentido y sensibilidad» y «Emma» (LB 1784), recientemente llevada al cine, la tríada capital de la autora inglesa que es, sin duda, por su penetración psicológica, una de las más importantes precursoras de la novela moderna.