Manuel Vázquez Montalbán utiliza en Cuarteto un recurso característico de su obra narrativa: una investigación de corte policíaco como hilo conductor para profundizar en unas vidas y en sus comportamientos, mediante una gran precisión narrativa que configura un mecanismo sutil pleno de virtuosismo y densidad. Cuarteto presenta unos arquetipos cercanos, dibujados con trazos rápidos y penetrantes: tanto el inspector Dávila como Carlota y los otros personajes seducen desde el primer instante. El lector se sentirá atrapado por una historia -la de un cuarteto que son cinco, de dos parejas que al final no lo son, de un inspector cuya investigación no lleva a ninguna parte-, así como por personajes que ganan en consistencia a medida que avanza el relato de sus encuentros y separaciones, y donde sólo al final se alcanza el sosiego.