El violinista Andreas Hymer llega a una ciudad asediada para dar un concierto y recuperar a su amor perdido, Amela Jensen. Allí, además, gracias a las palabras de
Ernest Bolsi, que, a pesar de la guerra, hace de guía en el museo de música vacío y cuenta historias a los visitantes para protegerles de la muerte durante un rato cada día, encontrará explicaciones y respuestas que le servirán para aceptar su pasado y entender la misteriosa desaparición de su madre, Sophie Kesner. Las historias entrelazadas de estos cuatro personajes alternan con las voces de los visitantes del museo, que escriben a sus familiares y amigos para ponerles al corriente de su situación. Sus cartas forman el telón de fondo real sobre el que se urde la trama novelesca y sirven para plasmar las emociones, la capacidad de
supervivencia y de lucha, el miedo, el hambre, la miseria cotidiana de quienes deben enfrentarse a la muerte sin otra arma que la voluntad de vivir. A partir del mito de Orfeo, que encarna el descenso al infierno, el poder de la música y la fuerza del amor, Eduard Márquez compone en El silencio de los árboles, con un estilo sobrio y elíptico, no exento de lirismo, una tragedia moderna, una bella parábola sobre cómo, cuando la vida no vale nada, el ser humano puede encontrar refugio en la belleza, en la imaginación y en la memoria para poder subsistir y enfrentarse a su futuro.