Villa Ernestina, una casa modesta a pesar de su pomposo nombre, ejerce sobre Ana un poder asfixiante. Desde su infancia, observa como una abuela posesiva y de fuerte personalidad imprime en los miembros de la familia y en las paredes que los albergan una huella que persistirá aun después de su muerte. El padre, la madre, Ana, su prima y David son seres complejos y apasionados a los que vemos evolucionar a lo largo de la narración. Actúan a contracorriente, aunque en ocasiones no sean conscientes de su propia voluntad. Corren tiempos oscuros, irrespirables, bajo una dictadura que parece inacabable. El adiós de Ana configura una historia bien tramada en la que destaca el análisis psicológico de los personajes, que nos sorprende por la relación de éstos con la naturaleza y que nos habla asimismo de la influencia del sistema político en el carácter y la conducta de las personas. El libro construye una aventura vital que nos atrapa desde la primera a la última página.