Escrita en pocas semanas después de ocho años de falta de tensión creadora en el destierro de Civitavecchia, la historia protagonizada por Fabricio del Dongo y Clelia Conti, el conde Mosca y la duquesa Sanseverina, es una afortunadísima síntesis literaria de recuerdos, experiencias decantadas, vida asimilada y genio creador.