Desde el 11 de septiembre, las señales de alarma se vienen multiplicando en momentos y latitudes distintas, algunas trágicamente cercanas y recientes. A los titulares de los atentados terroristas en Bali, Casablanca o Madrid les siguen, como un eco, las imágenes de miles de personas que tratan de alcanzar países más prósperos o proclamas acerca de la incompatibilidad de los valores de Occidente y algunos credos religiosos, entre la democracia y determinadas culturas. Y ante el temor y la creciente desconfianza de los ciudadanos, ciertos gobiernos espolean los fantasmas del miedo al tiempo que adoptan medidas de control que parecerían inaceptables en circunstancias diferentes.
Con una prosa precisa, José María Ridao analiza la deriva de las democracias occidentales que se remonta a la caída del muro de Berlín y la revolución conservadora de Reagan y Thatcher. Y, desde la convicción de que la descripción de la realidad no es un esfuerzo fácil, Weimar entre nosotros pone oportunamente en guardia ante las burdas comparaciones históricas que pretenden proporcionar una apariencia de legitimidad a decisiones que, según ha venido a comprobarse en la guerra de Irak, acaban por revelarse como sórdidas vilezas.
Frente al estremecedor panorama del mundo, afirma Ridao, lo único que cabe es reivindicar el papel de la razón y la inteligencia, es decir, la necesidad de interrogarnos acerca de si de verdad somos concientes de lo que estamos haciendo.