Estos dos ensayos, escritos cada uno por un destacado y singular joven escritor “periférico” (Andrujovich es ucraniano y Stasiuk, polaco) son expresión del anhelo de equilibrio de fuerzas entre un Oeste, promesa de dudoso bienestar, y un Este resignado por un pasado que ha abierto un vacío de difícil solución. Mi Europa, además de ser un intento de captar ese vínculo casi místico que existe entre el hombre y su lugar, es un retrato del paso del tiempo, en la encrucijada entre dos siglos y una Europa nueva en construcción.