Pawel, un joven comerciante cuyo modesto negocio textil ha quebrado, se despierta una mañana de abril en medio de un paisaje en ruinas. El espejo del baño está roto, las ropas esparcidas por el suelo y desgarradas, la tapa del váter destrozada. Deja su casa y atraviesa Varsovia, llevado por la intranquilidad y la angustia. Está agobiado por las deudas, le pisan los talones y necesita dinero. Bolek, un antiguo colega que se enriqueció trapicheando con drogas, no quiere saber nada de él. Después de “El mundo detrás de Dukla”, Stasiuk nos habla en esta novela situada en el mundo de la delincuencia, de forma tan llana como emotivamente poética, de la nueva realidad polaca.