El retrato de Dorian Gray, única novela
que escribió Oscar Wilde, fue un encargo del editor de la revista americana
«Lippincott's Magazine», y apareció
en el número de julio de 1890.
Su publicación en Inglaterra supuso
el comienzo de una cacería puritana
que acabaría con la condena de Wilde
a trabajos forzados en 1895 (de hecho
esta obra adquirió una importancia
decisiva en los interrogatorios
de los procesos contra el autor).
El retrato de Dorian Gray es una narración
de planteamiento fantástico –un retrato sufre
el deterioro físico y mental que debería padecer
quien sirvió de modelo, librándolo así del envejecimiento–,
en la que Wilde arriesga –en un texto salpicado
por sus ingeniosos epigramas– una inolvidable fábula
y una reflexión acerca de la superioridad del arte
sobre la vida y la moral mundanas.
Como decía Borges: «Nos cuesta imaginar el universo
sin los epigramas de Wilde».