Un hecho insólito sacude las calles de Londres: varios cadáveres exhumados aparecen en distintos puntos de la ciudad. El inspector Pitt sospecha que esta macabra profanación de tumbas no es obra de un simple psicópata, sino una cortina de humo para desviar la atención de la policía. El cadáver de un tal Godolphin, pintor de cierta fama, despierta de manera especial su interés; por lo visto, es el único que no murió por causas naturales. Al investigar la vida del difunto artista, el inspector Pitt y su esposa Charlotte deberán adentrarse en los más sórdidos ambientes de los barrios bajos londinenses.