Un cuerpo lleno de cicatrices y pesadillas cada noche es todo lo que le queda a Smoky. La mejor jefa de equipo del FBI nunca imaginó que ella también sería una víctima, que una noche un maníaco entraría en su casa y mataría a su marido y su hija. Aunque ella misma acabó con el asesino, ahora sólo le queda una soledad insoportable. Sin embargo, descubre otro buen motivo para vivir: otro psicópata, que se considera a sí mismo descendiente de Jack el destripador, está dejando un reguero de cadáveres. Smoky reúne a su viejo equipo y vuelve a convertirse en una eficaz cazadora. Pero su presa parece saberlo todo sobre ella: escarba en los secretos más íntimos de Smoky y saca a la luz recuerdos a los que nadie podría enfrentarse sin perder la cordura.
Cody Mcfadyen lleva la novela de asesinos en serie hasta un territorio que nadie se había atrevido a explorar. Un relato que sorprende, conmociona, aprieta el corazón del lector en un puño y no lo suelta hasta la última página.