«Siempre oí decir, o leí, que los temas a los que he recurrido, una y otra vez, desde que empecé a escribir libros de ficción, eran el amor, la soledad, la enfermedad (la depresión, muy concretamente) y la felicidad. Son temas de todos los tiempos, creo yo, aunque reconozco que la depresión es el más concretamente contemporáneo y que a menudo está muy ligada al humor, o más bien a la ironía, un invento tan moderno como la novela misma, al que Jankielevich definió con gran precisión como "la sonrisa de la razón". En fin, creo que bastaría con sentarse y conversar con autores de viñetas humorísticas o de novelas y cuentos cargados de ironía y humor para darse cuenta de que a menudo nada tienen de cómicos esos creadores, y que más bien suelen ser tímidos -hay millones de maneras de ser tímido, es cierto, y van desde el no soltar nunca una palabra hasta el soltarlas todas, me consta- y tristones, muy tristones, por más que nos hagan reír y ver el mundo patas arriba.». (De las «Palabras preliminares» del autor).