Muchos consideran Nostromo la más grande de las novelas de Conrad; y es, sin duda, la que ofrece la más variada riqueza de personajes y situaciones memorables, tramados en una nítida acción de conjunto. En la construcción de un enorme edificio novelístico sin fisuras, Nostromo responde a la perfección a las exigencias de ese autor según el cual una obra de arte "debe justificarse línea a línea"
La república de Costaguana, en la tenaza entre las sombras de su Sierra y las profundidaes de su Golfo Plácido, es el teatro de un mundio que hierve de realidad en sus torbellinos de revolución y contrarrevolución, de intereses materiales y emocionales, de tensiones entre las aspiraciones y los logros. Nostromo es una gran novela política y una gran novela de aventuras, y más que eso. El timonel y las tinieblas son dos presencias constantes en la obra de Conrad; y, en Nostromo, alrededor del tesoro oculto se estructura un compromiso entre el orden y el caos, internos y externos: del hormiguero humano de la novela de sangre, en la acción aventurera que vertebra la narración, la vigorosa humanidad de Nostromo, que poseedor de "la propia fuerza del pueblo", "gobierna desde dentro": desde dentro del pueblo, y desde dentro del hombre mismo.