Mario Martín Gijón parte de la descripción del intelectual clásico, que tiene su origen en la Ilustración y
cristaliza a finales del siglo XIX, para presentarnos a su antagonista. Si el intelectual es aquel escritor, filósofo o
científico de prestigio que sale de su ámbito profesional para adoptar una posición pública comprometida, ¿qué es el
(anti)intelectual? Según Sartre, el "falso intelectual" es una figura promovida por la clase dominante para defender su
ideología mediante argumentos que pretenden ser rigurosos. A diferencia de los intelectuales, que actúan siempre con un
determinado riesgo y compromiso con la verdad, a los (anti)intelectuales les falta la decisiva autonomía e
independencia respecto al poder, y se convierten en propagandistas al servicio de las ideologías de derechas. Por el
contrario, los intelectuales críticos fueron identificados con las izquierdas ya desde antes de la toma de posición de
Zola en el caso Dreyfus, y han estado por ese motivo en el punto de mira de los defensores del status quo. El presente
libro ofrece un original y necesario análisis histórico de la España del siglo XX a través del papel que jugaron sus
pensadores de derechas: Desde Ernesto Giménez Caballero y los miembros de Acción Española a Federico Jiménez Losantos y
su pléyade de seguidores periodísticos, los (anti)intelectuales de este país se han caracterizado por apoyarse en el
poder estatal y, muy a menudo, también en la Iglesia. Por otra parte, la (anti)intelectualidad española ha pretendido
desde sus inicios demoler la definición propia de intelectual, adjetivo que ha observado siempre con desprecio e
irritación. Son, paradójicamente, intelectuales que niegan la legitimidad de esta figura, por lo que el autor ha
acudido al término, ortopédico pero significativo, de (anti) intelectuales.