Los diarios de Raúl Carlos Maícas –quien practica el raro vicio de pensar y escribir desdeñando el imperio del mercado– son pequeñas radiografías de un agridulce deterioro, especulaciones inciertas y disidentes sobre la casualidad o el destino. Lector compulsivo, melómano ecléctico y amateur, tintinófilo amante de la línea clara, se confiesa melancólico, iconoclasta y heterodoxo militante. De vocación volteriana, despliega en estos diarios una mirada terapéutica y crítica, sin puertas falsas, sobre la realidad que le interpela, sin renunciar a los pequeños gozos de la existencia, ni cercenar la posibilidad de cualquier reencuentro conciliador, sorprendente y lírico con quien le agravia.