Los hermanos Goncourt, Edmond y Jules, crearon algunas de las obras literarias más representativas de la escuela naturalista francesa. Pero también, cada noche, en secreto, escribieron al alimón sus aclamados Diarios, en los que dejaron constancia de las glorias y miserias de los círculos intelectuales y artísticos del París del siglo xix. En 1870, justo antes del comienzo de la guerra con Prusia, del sitio de París y de la posterior proclamación de la Comuna, la muerte de Jules obligaría a Edmond a continuar la tarea en solitario.
En el marco del París revolucionario de 1870 y 1871, ese gran reaccionario que fue Edmond de Goncourt recorrió incansablemente las calles, habló con todo el mundo, asistió a reuniones políticas, entró en hospitales, atravesó fortificaciones, visitó barricadas, presenció combates y luego volvió cada noche a su habitación para forjar algunas de las más bellas páginas que se hayan escrito sobre estos momentos cruciales de la historia, cuya significación continúa hoy siendo de tan alta importancia para todos nosotros.
En septiembre de 1870, tras la abrumadora derrota del ejército francés, las tropas prusianas al mando de Bismarck sitian París. Después de siete meses, y a pesar de la resistencia y el coraje del pueblo parisino, las autoridades deciden rendir la ciudad a las tropas prusianas en contra de la opinión de gran parte de sus habitantes. Es entonces cuando los disturbios de protesta por esta decisión conducen a la proclamación de la Comuna. El proletariado de París toma el control de la ciudad y pone en marcha uno de los más apasionantes procesos revolucionarios de la historia. Por su parte, el gobierno burgués, refugiado en Versalles, pactará con el enemigo para destruir a la Comuna, cosa que finalmente conseguirá y que culminará en la inaudita represión de mayo de 1871, en la que se calcula que fueron ejecutadas unas treinta mil personas entre hombres, mujeres y niños.