Tras la muerte de su abuelo paterno, Silvia viaja a la casa familiar y allí se reencuentra con la memoria de su infancia y juventud, marcada por la figura de quien fue para ella un referente ético y moral, Francisco Duarte. En el despacho, hasta entonces un lugar prohibido, Silvia descubre la razón del misterio en un cajón del escritorio. Cartas antiguas, un portátil, un revólver en el que falta una bala, un casquillo… Silvia encuentra la verdad, un crudo hallazgo que ordena las piezas de su vida.
Este libro habla de gente que en la posguerra aprendió a sobrevivir, de la penosa vida de las presas en la cárcel de Ventas en Madrid y de los abusos de los vencedores tras la Guerra Civil. Pero sobre todo narra las vivencias de Francisco Duarte y de qué modo las consecuencias de sus actos han marcado a su familia.
La memoria familiar puede llegar a ser una auténtica
pesadilla.