Esta obra nace de la confluencia de cuatro figuras emblemáticas de la literatura francesa del siglo pasado reunidas, en los años 50, alrededor de la ensoñación: Lise Deharme, musa del surrealismo; André Breton, precursor de dicho movimiento; Julien Gracq, «el último clásico»; y el poeta y dramaturgo Jean Tardieu.