«El objeto de estas conversaciones es la concepción de Dios en el Occidente medieval [?] A diferencia de Yahvé y de Allah, a los que el judaísmo y el islam han sustraído a toda figuración, el Dios de los cristianos puede ser representado. El Occidente medieval conoció conflictos en torno al iconoclasmo, pero éste no tuvo el mismo lugar que en el cristianismo ortodoxo griego de Bizancio. Sin embargo, para ver al Dios de los cristianos, no basta afirmar que es representable. Conviene también subrayar que ha sido concebido y representado como una persona humana. El Dios de los cristianos es antropomórfico, y su 'antropomorfización' se realizó, en lo esencial, en el curso del período medieval».
Partiendo de estas premisas, Jacques Le Goff, en conversación con el historiador y periodista Jean-Luc Pouthier, puede investigar el hecho (escandaloso para unos, sorprendente para otros) de que las imágenes de Dios cambian en el curso del tiempo. Así pues, existe «para el historiador, y por consiguiente en el saber humano, una historia de Dios. Esta historia se esboza también en estas conversaciones, con un respeto absoluto a las creencias».