Éste es el momento más adecuado para leer este libro. No en el futuro, cuando la muerte aparezca de repente en su vida, sino ahora. La muerte no es algo que haya que ocultar, sino algo a lo que hay que abrazarse de todo corazón. Para vivir la vida gozosa y plenamente, primero tenemos que comprender la muerte y darle la bienvenida en la vida. La muerte no sucede una sola vez y punto. Todos pasamos por centenares de pequeñas muertes todos los días, dado que vamos muriendo poco a poco en cada instante de nuestra vida. Se trata de la transición de un instante a otro, de un estado del ser a algo aún más asombroso y maravilloso. Morir es el paso más natural que nunca daremos en nuestra vida.
VELAR A LOS MORIBUNDOS, VIAJAR CON LOS MUERTOS
Los celtas creían en la transmigración del alma, en el mágico ritmo de la vida regido por un orden particular de idas y venidas. Del mismo modo que celebraban cada nueva etapa vital con un ritual, también honraban el tránsito del alma, la muerte del cuerpo físico. Arraigadas en el orden natural de las cosas, las mujeres, las que posibilitaban el nacimiento y la muerte, solían hacerse cargo de los moribundos y eran quienes les facilitaban la transición desde este mundo al siguiente.
Gracias a sus numerosos años de experiencia en este campo, PHYLLIDA ANAM-AIRE, de ascendencia irlandesa, conoce muy bien las costumbres celtas relativas a la vela de los moribundos y al viaje con los muertos, y las ofrece de forma práctica y asequible para todo tipo de público.
Habiendo sido monja en su juventud, PHYLLIDA ANAMAIRE, que se formó con Elisabeth Kübler-Ross, lleva muchos años trabajando con enfermos y moribundos.
Imparte talleres sobre «Vivir conscientemente, morir conscientemente » y «Espiritualidad celta», a la vez que forma al personal de distintos orfanatos de Escocia, Alemania y Holanda.